La tos es un reflejo que permite la eliminación de las secreciones que obstruyen los bronquios y los pulmones. La tos es, por tanto, un mecanismo de defensa del pulmón; puede ser productiva, es decir, con moco, o seca, cuando no hay presencia de moco.
La tos puede ser desencadenada por cualquier cosa que irrite las vías respiratorias, frío, humo, polvo, asma, ácidos gástricos o una infección; un resfriado, una amigdalitis, una bronquitis o una neumonía - todas estas infecciones pueden causar tos.
Las causas varían dependiendo si son agudas o crónicas. La tos aguda es generalmente de naturaleza infecciosa, como en la bronquitis o neumonía. Una tos puede ser crónica si ocurre debido a un problema persistente, como la 'bronquitis crónica' en los fumadores.
Como la tos es un reflejo, no puede ser eliminada completamente. Diversos métodos pueden ser utilizados para aliviar la tos. Medidas simples incluyen beber un poco de agua o una bebida caliente, chupar un caramelo para la garganta o un caramelo de hierbas.
Si esto no es suficiente, se puede tomar un sedante para la tos, disponible en forma de gotas, comprimidos o jarabe. Si la tos va acompañada de un resfriado, también se puede utilizar un spray nasal. Si la tos va acompañada de dolor o fiebre, el médico puede prescribir un analgésico como el paracetamol (Dafalgan, Panadol, etc.) o un medicamento antiinflamatorio como el ibuprofeno (Irfen, Agifor, etc.).
Un examen médico puede ser necesario si la tos persiste durante varias semanas o va acompañada de fiebre. Algunas situaciones requieren consulta médica obligatoria, como una tos que ocurre con dificultad respiratoria, moco con rastros de sangre o pérdida de peso.
Más información sobre la tos puede ser encontrada en las páginas tos seca: una señal de alerta del cuerpo y mitos sobre la tos en el sitio web de Planète santé.